domingo, 10 de febrero de 2013

Blog

Si me pidiesen consejo, diría que una de las herramientas más útiles para formarse en la escritura es la de tener la constancia de publicar en un blog.

Son textos preferentemente cortos, en los que debes caracterizarte por un lenguaje directo que mantenga la atención del lector, al que intentas fidelizar y en el que hay que ser lo suficientemente brillante y coherente para no desconcertar.

Esa capacidad para enganchar me resulta luego muy útil a la hora de escribir una novela, así como el hecho de experimentar con la construcción de ideas a través de los textos.



Al dedicar mis esfuerzos, placenteros, eso sí, a mantener vivo un blog me estoy manteniendo en contacto con lectores conocidos o potenciales y, además, observo las reacciones, cuáles gustan más, emocionan, qué es lo que gusta menos. Incluso yo, como lector de mis pequeños textos, quedo más o menos satisfecho con cada resultado final.

Te expones al exterior, lo que siempre conlleva un retorno, creas una disciplina y experimentas con el lenguaje fuera de los fuegos de artificio de la pura teoría o el papel que va a la papelera.


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