domingo, 19 de agosto de 2012

Virginia

Virginia es sevillana, pero su primer apellido, Leicester, denota origen británico, infancia repleta de visitas extrañas, dominio de las lenguas y un físico delicado para el sol.

Educada para ser independiente, tanto por tradición familiar como por su habilidad para despuntar en clase, su mejor modelo no estuvo entre sus profesores ni tan siquiera en su padre, locuaz, culto y excéntrico, sino en su hermana Aurora, su eterno referente femenino a falta de una madre con carácter, mujer cansada, siempre oculta bajo la sombra de sus frustraciones.

A Virginia le gustaba el fútbol, maquillarse como una señora y devorar las novelas, en inglés, de Louisa May Alcott, de ahí que cuando se cruzó con Leo en la Escuela de Arquitectura, todos sus sueños de niña rebelde y romántica, maleada por la sexualidad a prueba de bomba de su hermana, se vieron proyectados hacia él, con él, inseparable desde entonces.

La inocencia de Leo la subyugó tanto como daño le hizo su rotunda negativa a continuar con un embarazo imprevisto, que a fin y a la postre supuso el final de una aventura a la que consiguió jugar de lleno mientras los dos se hacían con el título universitario.



Para Virginia el futuro se tenía que marcar bien lejos de Sevilla, para lo cual utilizó todas las armas que su familia poseía y hasta entonces no había sabido o querido ver. París le esperaba con su príncipe, Víctor, almacenando el ajuar de oropeles, fastos y vida repleta de poder, diversión, belleza, confundiéndola en su camino por encontrar su potencialidad como mujer hecha a sí misma.

Había, sin embargo, reflejos rotos en los que Virginia no se quería ver, certidumbres que confirmaban que no todo en Víctor era puro, que ella misma necesitaba otros brazos a pesar de su adoración por él.

En la cúspide de sus impecables cuarenta, una llamada desde el hotel Lutèce le sorprendió con el suicidio de Víctor.

El destrozo le llevó a Sevilla, a buscar complicidades en Leo, ya casado y padre pero de idéntica mirada, para redimir sus equivocaciones.

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